Hace años solía ir los fines de semana a
tomar un par de cervezas a un bar de copas en el que tenían un terrario con
iguanas, recuerdo cómo el dueño le daba calabacín y otras verduras para su
alimentación. El caso es que cerraron el bar hace muchos años y no puedo recordar
qué especie de iguana era y al recordar esta iguana me he acordado de otra
historia sobre iguanas que dejo para el final, una vez comentada la biología de
la especie.
Las iguanas de roca de las Bahamas, género Cyclura son un grupo de reptiles
endémicos de varias islas del Caribe, en concreto de los archipiélagos Andros y
Exuma, que presentan gran diversidad morfológica, ecológica y genética. Estas
iguanas también se caracterizan por tener dieta herbívora, alta longevidad y baja tasa reproductiva, lo que las
hace vulnerables a las alteraciones de su entorno. Entre las especies de este
género Cyclura que se distribuye por diferentes islas del Caribe, una de las
menos estudiadas es precisamente Cyclura cychlura. Esta especie se divide en
tres subespecies o razas: C. c. cychlura, C. c. figginsi y C. c. inornata, que
difieren en tamaño, coloración y distribución geográfica.
El objetivo de esta entrada es divulgar el
estado actual del conocimiento sobre la ecología, la conservación y la adaptación
de esta bonita iguana. Se que hay gente a la que las iguanas les parecen feas,
pero ya se sabe que para gustos los colores.
Ecología
La iguana de roca de las Bahamas es terrestre,
diurna y se refugia en grietas y cuevas de las formaciones rocosas de las islas.
Su dieta se compone principalmente de hojas, flores y frutos de plantas nativas
e introducidas, aunque ocasionalmente puede consumir insectos, crustáceos y
carroña. Su actividad se ve influenciada por la temperatura, la humedad y la
estación del año, siendo más activa en los meses de verano y menos en los de
invierno. Su área de acción varía entre media y cinco hectáreas, dependiendo de
la disponibilidad de recursos y la densidad de individuos. Su comportamiento
social incluye la formación de grupos, la defensa territorial, la comunicación
mediante señales visuales, auditivas y químicas, y el establecimiento de cierta
jerarquía.
La
reproducción de Cyclura cychlura
ocurre entre abril y junio, coincidiendo con el inicio de la estación lluviosa.
Las hembras ponen entre 2 y 12 huevos, que incuban en nidos subterráneos
durante unos 80 días. Los juveniles emergen entre agosto y octubre, y alcanzan
la madurez sexual entre los 3 y los 5 años de edad. La esperanza de vida de
esta especie se estima en unos 25 años.
Estado de conservación
Esta iguana se encuentra en peligro de
extinción debido a la combinación de factores naturales y antrópicos que
afectan a su población y a su hábitat. Entre los factores naturales se
encuentran los eventos climáticos extremos, como huracanes, sequías e inundaciones,
que pueden provocar mortalidad, desplazamiento o estrés en los individuos, así
como la degradación o la fragmentación de su hábitat. Entre los factores
antrópicos como no podía ser de otro modo destacan la caza furtiva, el comercio
ilegal de animales, la introducción de especies exóticas, véase perros, gatos,
cerdos, ratas, cabras, etc. que compiten, depredan o transmiten enfermedades a las
iguanas, y el desarrollo turístico y urbano, que implica la pérdida, la
alteración o la contaminación de su frágil hábitat.
Es cierto que para protegerlas se han
implementado diversas medidas de conservación, tanto in situ como ex situ.
Entre las medidas in situ se encuentran la creación de áreas protegidas, la
educación ambiental, el seguimiento poblacional, el control de especies exóticas en su hábitat,
la restauración de su hábitat y la aplicación de la legislación existente.
Entre las medidas ex situ se encuentran la reproducción en cautiverio, la
reintroducción, la translocación y la investigación científica. Sin embargo,
estas medidas se quedan cortas para garantizar la viabilidad a largo plazo de
esta especie, por lo que se requiere un mayor esfuerzo y cooperación entre los diferentes
actores involucrados en la conservación de la especie.
Adaptación
Cyclura
cychlura presenta una serie de adaptaciones morfológicas, fisiológicas y etológicas que le permiten sobrevivir en las condiciones ambientales de
las islas. Entre las adaptaciones morfológicas se encuentran su coloración
críptica, que le ayuda a camuflarse entre las rocas, su cola espinosa, que le
sirve para defenderse de los depredadores, y sus garras y escamas, que le
facilitan el agarre y la termorregulación. Entre las adaptaciones fisiológicas
se encuentran su capacidad de almacenar grasa en la papada, que le proporciona
una reserva de energía y agua, su tolerancia a la deshidratación y a la
salinidad, que le permite consumir agua de mar y orinar sales, y su resistencia
a las infecciones, que le protege de los patógenos. Entre las adaptaciones etológicas
se encuentran el uso de refugios, que le ofrece protección y aislamiento
térmico, su selección de alimentos, que le aporta nutrientes y antioxidantes, y
su termorregulación conductual, que le permite mantener una temperatura óptima.
Además de estas adaptaciones, la iguana de
roca muestra una gran variabilidad genética, tanto intraespecífica como
interespecífica, que le confiere una notable capacidad de respuesta a los cambios
ambientales. La variabilidad intraespecífica se refleja en la diferenciación de
las tres subespecies, que presentan distintos marcadores moleculares, morfométricos
y ecológicos. La variabilidad interespecífica se manifiesta principalmente por
la hibridación con otras especies del género Cyclura, como C. rileyi o
C. nubila, que produce individuos
fértiles y viables, con características intermedias o novedosas.
Diabetes turística
Por
último, volvemos al principio para cerrar la entrada, esto es, la
historia que me vino a la mente al recordar a la iguana del comienzo de la
entrada. Resulta que en los paseos ecoturistas que se realizan por las Bahamas se
alimenta a estos reptiles con uvas. Los simpáticos ecoturistas acuden a las
islas e islotes en lanchas, cargados de racimos de uvas como si fuesen a
celebrar el fin de año al son de las campanadas o a comerse unas migas
manchegas, pero no. Lo que hacen es usarlas como reclamo para que las iguanas
se acercen a comer las uvas y de ese modo poder fotografiarlas plácidamente. Tras
un interesante estudio científico se ha descubierto que Cyclura cychlura en las zonas visitadas por turistas tiene niveles
de azúcar en sangre más elevados que las poblaciones a las que no visitan los
ecoturistas, los investigadores creen que puede tratarse de diabetes. De hecho este
cambio dietético hace que sean más grandes y pesadas afectando también a la consistencia
de las heces. Supongo que hay que buscar el equilibrio que permita que las
visitas ecoturistas ayuden a la conservación de la especie sin perjudicar la
salud y la ecología de la iguana.
Un saludo