
El modo mediante el que estos ofidios matan a sus presas es inoculándoles veneno con los colmillos posteriores (opistoglifos). Sin embargo, ante una presa tan grande como el conejo eso es insuficiente y además tienen que sujetarla fuertemente rodeándola con su cuerpo, aunque sin recurrir a la constricción, en contra de lo que pueda parecer a simple vista como si hacen algunas especies que emplean las dos técnicas de caza, variando en función de la presa. Esto de la constricción lo comento porque curiosamente, no funciona como parece porque las presas capturadas por constricción no mueren por rotura de huesos o por asfixia, sino porque la serpiente mediante su abrazo mortal corta la circulación sanguínea. La muerte así es bastante rápida, esto ha sido comprobado y medido claramente en diferentes experimentos en las últimas décadas por diferentes herpetólogos. En uno de los últimos trabajos sobre el tema se han utilizado corredoras negras (Coluber constrictor) y ratas a las que se les colocan sensores que miden componentes sanguíneos y presión sanguínea mientras son atacadas por la serpiente. Mediante estos trabajos se ha observado que a los 6 segundos de iniciarse el mortal abrazo, la presión arterial disminuye hasta la mitad, el ritmo cardiaco se vuelve irregular, los niveles de potasio aumentan hasta niveles peligrosísimos y a la vez se comprueba que los niveles de oxígeno no disminuyen a los niveles esperados en caso de asfixia. En fin, la naturaleza siempre resulta sorprendente y muchas veces las cosas no parecen lo que son.
Un saludo
Referencias:
- Hardy, David L. (1994). A re-evaluation of suffocation as the cause of death during constriction by snakes. Herpetological Review 229:45-47.
- The Truth Behind a Snake’s Deadly Embrace. James Gorman (2015).