miércoles, 9 de diciembre de 2009

La evolución por simbiosis


El gran botánico Andreas F.W. Schimper basandose en observaciones de otros colegas como Johannes Reinke y en su propio descubrimiento (en paralelo a Arthur Meyer) de que los plastos no se forman sino es a partir de otros anteriores por división, escribió en 1883 que los vegetales deberían su origen a la simbiosis de un organismo no coloreado con uno coloreado de clorofila. A partir de este primer paso de Schimper empezó a insinuarse abiertamente entre algunos biólogos que otros orgánulos como el núcleo también podrían haberse originado del mismo modo. En 1894 el citólogo e histólogo Richard Altmann publicó "Die Elementarorganismen und ihre Beziehungen zu den Zellen" obra en la que planteó que las mitocondrias tienen autonomía metabólica y reproductiva, y que su parecido con las bacterias es tan grande que en realidad hay que considerar a las células como colonias de organismos, incluyendo al núcleo entre estos. En 1909 todas las conjeturas, especulaciones e hipótesis de trabajo referentes a este tema fueron organizadas en una teoría por el gran botánico ruso, experto en líquenes (organismos simbióticos), Konstantin Mereschkovsky quien más adelante, en 1926, publicó el libro "Simbiogénesis y el origen de las especies" en donde apunta a las cianobacterias como antecesoras de los cloroplastos. Medio siglo después, la bióloga norteamericana Lynn Margulis publicó en 1967 «On the origin of mitosing cells» trabajo en el que expone su teoría sobre la endosimbiosis seriada. Gracias a su extraordinaria capacidad divulgativa, frecuentemente en colaboración con su hijo Dorion Sagan, fruto de su matrimonio con el astrónomo y también grandísimo divulgador Carl Sagan, esta bióloga consiguió popularizar y además rescatar de la consideración de heterodoxa la evolución por simbiosis. Schimper y Altmann nunca han sido olvidados por razones obvias nada más tenemos que ver éxito del "Tratado de botánica" del profesor Strasburger también firmado por Schimper y que todavía se sigue editando (bajo nuevas actualizaciones, claro) y que podemos comprar en la librería. No obstante, la parte de su trabajo que estamos tratando si que tuvo que ser rememorada. Margulis para dar mayor consistencia a su teoría ha tenido que rescatar del olvido además de a Mereschkovsky a otros defensores de este importante mecanismo evolutivo, pero con poco peso como investigadores : Wallin, Kozo-Polyansky, etc.


Hoy día ha pasado a formar parte del consenso científico que plastos y mitocondrias son orgánulos de origen simbiótico. No solo guardan similitudes morfológicas con las bacterias, también tienen ADN y ribosomas propios similares a los bacterianos. Además, ahora conocemos muchos más ejemplos de simbiosis celulares y sabemos de protistas fotosintéticos como Cyanophora paradoxa que viven en simbiosis con cianelas muy similares a las cianobacterias, o la simbiosis permanente de la gigantesca ameba Pelomyxa palustris que en vez de mitocondrias contiene bacterias aeróbicas, etc.


La gran dificultad que ha encontrado este fenómeno evolutivo para ser aceptado por la comunidad científica se debe fundamentalmente a las grandes controversias que han surgido (y siguen surgiendo) en torno al hecho evolutivo y a la diferente importancia atribuida a los mecanismos subyacentes en el origen de las especies. Estamos acostumbrados, desde la escuela, a oir que con las mutaciones, el mecanismo de la selección natural y poco más queda explicada la evolución, sin embargo la realidad es otra. Es cierto, que a nivel microevolutivo el neodarwinismo funciona y explica muy bien la realidad, pero a nivel macroevolutivo esta teoría no acaba de explicar bien las observaciones conocidas, siendo un claro ejemplo de esto el hecho de que el origen de ciertos orgánulos de la célula eucariota se explica perfectamente por la teoría simbiótica.

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