lunes, 8 de julio de 2013

En busca de una moderna poción mágica para el miedo


Se ha publicado recientemente el éxito de las pruebas en ratones de un fármaco preventivo del estrés postraumático, PTSD por sus siglas en inglés. La idea es que si finalmente resulta factible su uso en humanos podrá ser administrado al personal destinado a tareas en las que es sabido que resulta más fácil padecer este síndrome, por ejemplo, personas que trabajan en labores de emergencias, militares destinados a zonas de combate, etc.
  Se ha comprobado que la administración de esta sustancia algo antes de sufrir la situación traumática es beneficiosa.

Estudio con ratones

  En los ratones del ensayo se encontró que una nueva sustancia química les evita los síntomas del estrés postraumático si los investigadores dan a los pequeños roedores el medicamento poco antes o después de un evento traumático. Para este estudio, los ratones a traumatizar se situaron sobre una tabla de madera sin moverse durante dos horas, aunque hay robots especialmente diseñados para aterrorizarlos una especie de "Tom" mecánicos.

  Estudios previos encontraron un gen que hace que ratones y personas con trastorno de estrés postraumático reaccionen de manera diferente a sonidos que provocan miedo. El gen controla algo en la parte del cerebro que procesa el miedo, lo que sugiere un mecanismo de cómo surge el PTSD, y plantea que una nueva clase de sustancias no adictivas podrían ayudar con este trastorno. Este trauma se ha evitado administrando puntualmente morfina, pero el poder adictivo de esta sustancia la descarta como medicamento preventivo.

  La sustancia descubierta ahora se llama SR-8993, se une a los receptores cerebrales que, en ratones, parecen intervenir en el aprendizaje del temor. El aprendizaje anormal del miedo es un síntoma importante en el trastorno de estrés postraumático, de hecho las personas con PTSD muestran dificultad para distinguir cuando están en situaciones seguras o peligrosas. Los científicos, un equipo de químicos y psiquiatras de EE.UU., encontraron algo similar en los ratones. Seis días después de atarlos a la tabla, los ratones mostraban gran dificultad a la hora de aprender a reaccionar cuando se puede recibir un suave choque eléctrico en el pie, y cuando se está a salvo de los calambres. Parecen tener miedo de ser sorprendido todo el tiempo. Sin embargo, los ratones no traumatizados, no tienen dificultad para aprender cuando pueden recibir la descarga y cuando no hay peligro.

  Cuando se les administra la inyección de SR-8993, los ratones dejan de sufrir shocks de miedo. Las inyecciones se probaron tanto con ratones expuestos al trauma como con no expuestos.

  Los científicos también estudiaron el gen que produce el receptor cerebral con el que SR-8993 interacciona. Los ratones y las personas tienen diferentes formas del gen Oprl1 (receptor opioide tipo 1) que se sitúa abundantemente en la amígdala cerebral. Estudios previos habían hallado que en personas, los alelos alterados de Oprl1 se asocian con un mayor riesgo de padecer trastorno de estrés postraumático. En este estudio, se comprobó que los ratones traumatizados activaron más Oprl1 que los no traumatizados. Este trabajo no deja de ser un acercamiento al objetivo de poder prevenir el trastorno de estrés postraumático. Además no podemos olvidar que muchos medicamentos que van bien en ratones, luego no funcionan en humanos.


Saltaparapetos

  El caso es que dándole vueltas a esto de administrar sustancias antes de una situación así, resulta llamativo el empleo tradicional de sustancias para atenuar el miedo y dar valor. ¿ Quién no se acuerda de los tebeos de Asterix cuando los galos antes de entrar en combate tomaban una poción mágica ? A decir de los historiadores esas "pociones mágicas" de las que tanto gustaban los pueblos celtas, entre otras cosas, contenían alcohol. O bueno, sin ir tan atrás en el tiempo, un tío (hermano de mi abuela) que durante la última guerra civil estuvo combatiendo como miliciano de la CNT contra las tropas italianas y nacionales que en el 37 tomaron Santander, nos contaba que antes de las ofensivas, en las trincheras les daban una botella de "saltaparapetos" que no era otra cosa que coñac del malo cuya dosis recomendada era media botella ya que si se la bebían entera, en vez de ganar valor lo que les pasaba es que la borrachera no les dejaba manejar el fusil.


  No se sabe, si en realidad detrás de estos experimentos no habrá algún propósito de buscar una sustancia con efectos más parecidos a la poción mágica de los galos que a la morfina usada contra en el PTSD, pero bueno si descubren algo en un sentido o en el otro seguro que su uso se generalizará rápidamente.

  Un saludo

6 comentarios:

  1. Hola Pedro.
    Lo primero que se me ha ocurrido es ¡Pobres ratones! Pero bueno, si de eso sale algo bueno para esas situaciones tan "traumáticas" bien está. Claro que la mayoría de las veces que ocurre un stress postraumático es por un accidente no predecible.

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    1. Hola Jesús

      La verdad que para los ratones de laboratorio estos experimentos son duros, pero buena parte de los avances médicos no se hubiesen logrado sin ellos. Es una rama de la investigación biológica que hoy por hoy no puede operar de otro modo, y de la que es imposible prescindir dada su enorme importancia.

      Un saludo y gracias por el comentario

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  2. Es interesante y muy sustancioso el trajín con bichos de laboratorio para sacar el mayor beneficio posible a las altas sumas de dinero que se les dedica. Claro, cuando consigues tu propósito, por ejemplo anular el miedo a los soldados, invadir países para saquearlos será coser y cantar...sino, ¿qué otro beneficio puede atribuírsele?

    Saludos.

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  3. Hola Javier

    Resulta llamativo, pero buena parte de los avances tecnológicos se logran inicialmente en aplicaciones militares y posteriormente se les da uso civil, un buen ejemplo es el propio internet. Y en el caso de la entrada, con los medicamentos que están buscando, es evidente que lo que se busca en principio es para uso militar y para personal civil de emergencias. Por ejemplo, han descubierto que el estrés postraumático aumenta el riesgo de suicidio, algo que por ejemplo, están padeciendo las tropas británicas que vuelven de la guerra de Afganistán. A este paso es posible que en las guerras del futuro a los soldados les den un cockail de pastillas para que primero cumplan su misión y después no sufran traumas con lo que han pasado en su destino. Como siempre en estos casos, no habrá pastillas para los civiles que sufran una guerra de la que no podrán olvidarse nunca.

    Un saludo y gracias por el comentario

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  4. Fcº Javier Barbadillo Salgado16 de julio de 2013, 9:54

    Miedo de verdad es lo que dan esos experimentos con los pobres ratones, por mucho que se quiera justificar "por motivos científicos".
    Miedo doble: por el maltrato a los animales en los experimentos y por el maltrato a los seres humanos en las guerras.
    ¿No sería mejor evitar el miedo y el estrés postraumático a los soldados eliminando los ejércitos y las guerras?...Aunque, claro, resultaría traumático para la industria del armamento.
    Interesante (y muy dada a polémica) entrada, Pedro.

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    1. Lo ideal sería que no hubiese guerras, pero la condición humana va unida a estos comportamientos violentos. Es algo con lo que tenemos que aprender a convivir, sin duda la educación ayuda a que estos comportamientos no estén bien vistos, pero hoy por hoy son inevitables porque somos así, sin duda se trata de una herencia relacionada con que nuestros antepasados fueron cazadores sociales durante decenas de miles de años.

      Un saludo y gracias por el comentario

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