miércoles, 28 de julio de 2010

El desastre de Deepwater Horizon en el contexto del peak oil

  Las predicciones sobre el peak oil contemplan que la explotación petrolífera en aguas profundas se torna cada vez más difícil y costosa. El brutal coste ecológico que esto tiene lo estamos viendo bien claro en el caso del accidente en la plataforma de prospección  Deepwater Horizon. Cuando explotó el 20 de abril de este año estaba cerca de la costa de Luisiana. Allí murieron 11 trabajadores y se inició uno de los peores  derrames petroleros de la historia, comparable al del Ixtoc I, producido en 1979, también por un accidente, cerca de Ciudad del Carmen (México), en la península del Yucatán. Como ya se sabe el triste récord del mayor derrame de petróleo de la historia lo sigue teniendo el provocado por el régimen de Saddam Hussein en el Golfo Pérsico durante la primera guerra de Irak, en 1991.

Como ya comentamos en otro post, el petróleo es un compuesto de hidrocarburos que abarca desde los más sencillos, gaseosos, hasta los más complejos, líquidos y sólidos, por lo que el petróleo siempre está asociado con gas. En los yacimientos profundos debido a la presión y la temperatura de reservorio el gas está disuelto, pero a medida que el crudo asciende por la tubería, el gas disuelto se va separando del crudo porque no son miscibles y muestran una cinemática diferente, por ello al llegar a la plataforma este gas hay que controlarlo y separarlo. Lo habitual, cuando es poco, es quemarlo, recordemos las típicas llamas que se ven en los pozos, y cuando es mucho, hay dos alternativas principales :
  • Guardarlo para su comercialización 
  • Reinyectarlo en el pozo 
  Los accidentes como este se explican porque se producen fallos en los sistemas de protección en momentos en los que aparece más gas del esperado que una vez en superficie si no es controlado a tiempo fluye entrando en contacto con el oxígeno y cualquier chispa puede hacer que arda, como le pasó a la plataforma Deepwater Horizon que dos días después, se hundió. 

   Se está trabajando mucho para controlar este derrame y ahora las perspectivas de este accidente son algo más halagüeñas, de hecho, parece ser que se está logrando pararlo gracias al sellado del pozo con una campana de contención. El crudo ha estado saliendo a una presión altísima liberando entre 35.000 y 60.000 barriles al día.

  Ha habido personas que han defendido, como el experto en temas energéticos Matthew Simmons, que la fuga sólo se podía parar mediante una explosión nuclear, ahora vemos que los que han defendido la opción nuclear estaban completamente equivocados. 

  Más de 45.000 trabajadores están desplegados para mitigar el desastre de BP que ha soltado millones de litros de dispersantes (Corexit 9500 y 9527) de petróleo para hundir el crudo y así minimizar los impactos costeros, el inconveniente es que estos productos químicos son altamente tóxicos y contaminantes, además de sospechosos de provocar numerosas enfermedades.

  Según el ServicioFederal de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, unos 1024 kilómetros de la costa del Golfo están cubiertos de crudo, se han recuperado 2.930 aves (1.828 muertas y 1.102 cubiertas de combustible), y más de 500 tortugas marinas y mamíferos muertos.
  
  Muchas playas como la de la fotografía, GulfShores en Alabama, están arruinadas por el vertido. Hay por lo menos 194.000 kilómetros cuadrados cubiertos de petróleo. Veremos qué pasa con las especies que ya estaban amenazadas antes del derrame, como la tortuga bastarda, Lepidochelys kempii (Garman, 1880), la tortuga laúd, Dermochelys coriacea (Vandelli, 1761), el cachalote, Physeter macrocephalus (Linneo, 1758), el esturión del Golfo, Acipenser oxyrinchus  desotoi (Vladikoff, 1955), el frailecillo silbador, Charadrius melodus (Ord, 1824), etc.




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