miércoles, 8 de mayo de 2013

La rata dr. Jekyll y mr. Hyde

  Tendemos a pensar que somos buenos con las demás personas, pero la realidad de nuestros comportamientos es otra como bien sabemos, aunque sólo sea por las secciones de sucesos de la prensa. Esa misma tendencia a pensar que son sociables y buenos nos puede despistar cuando un animal nos resulta bonito.

  Un buen ejemplo lo tenemos con la rata del hielo, Otomys sloggetti habitante de las montañas Drakensberg de Sudáfrica y Lesotho. Este roedor presenta muy acusadamente esta dicotomía hasta el extremo de recordarnos la novela de “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”. Comparte madrigueras sin ningún problema, es más las ratas se acurrucan juntas y son  cariñosas y agradables, pero en cuanto salen al exterior, se acaba la buena educación.

No hibernan

  Las ratas de hielo sudafricanas viven a partir de 2000 m. de altitud en el piso alpino. A esa altura el aire es frío y es normal encontrar nieve por el suelo. Estos curiosos roedores parecen haberse adaptado a la vida montañosa no hace mucho tiempo porque, de hecho, no parecen estar perfectamente adaptadas a este gélido clima, por ejemplo, no hibernan como es habitual en otros roedores alpinos, y sus funciones corporales van  mejor a temperatura ambiente entre 26 y 28 ° C, es decir, mantienen una fisiología más propia de altitudes inferiores. Para compensar esto su intestino delgado es más largo de lo habitual, lo que les permite absorber más energía de los alimentos y por lo tanto mantener el calor. Su piel es bastante densa, permitiendo retener el calor más fácilmente que sus parientes de tierras bajas. Estas adaptaciones ayudan, pero no lo suficiente, hace falta otra cosa adicional que no es otra que un cambio comportamental. Así que en lugar de cambiar sus cuerpos, las ratas de hielo han cambiado la forma en que se comportan. Mientras que las especies similares de tierras bajas llevan vida solitaria, las ratas de hielo trabajan juntas cavando madrigueras, donde se acurrucan juntas para mantener el calor.

  Esta información se ha logrado tras monitorear 10 colonias de estas ratas silvestres durante cuatro años. Cada una tenía hasta 17 adultos con 612 horas anuales de observación. Una vez subían a superficie las ratas sólo interactuaban 31 veces (26 de modo agresivo).

Boxeo ratonil

  Estos pequeños roedores corren uno hacia otro, y empiezan a boxear con sus patas delanteras. Lo bueno de todo esto es que las ratas no se realizan graves heridas entre ellas. Los investigadores también realizaron experimentos en los que enjaularon una rata de hielo (para su propia protección) antes de colocarla cerca de otra, de su propia colonia o de otra. Las ratas de hielo eran casi siempre agresivas hacia las demás, independientemente de su colonia original, una vez salen de sus madrigueras estas ratas no muestran ninguna lealtan hacia sus compañeras. Los científicos sudafricanos que han descubierto este comportamiento comentan que como la comida es escasa a esa altitud las ratas deben competir muy duro para comer. Como les encantan las manzanas, los investigadores les daban trozos de esta fruta y automáticamente comprobaban cómo estallaban más peleas.


Explosión demográfica

  Como las fuertes nevadas son el único freno a su población, y en las últimas décadas nieva menos, estos roedores endémicos han aumentado mucho el número de sus poblaciones, con lo que se están beneficiando de estos cambios. Claro que en cuanto los depredadores de las tierras bajas empiecen a adaptarse y vayan subiendo a su piso bioclimático todo cambiará. Ahora no están acostumbradas a depredadores, pero ya se está observando que algunos como el chacal ratonero de tierras bajas comienzan a ascender y posiblemente esto vuelva a afectar su patrón de comportamiento ya que deberán hacerse más sociables y avisarse entre ellas cuando vean enemigos comunes, cosa que ahora no hacen.

Un saludo

Referencias:

Spatial dichotomy of sociality in the African ice rat
  A. Hinze, T. Rymer and N. Pillay

The rat with two faces

4 comentarios:

  1. Hola Pedro:
    No conocía estas ratas, pero a leer la entrada me han recordado mucho al comportamiento de otro animal: Los hipopótamos. Estos animales se amontonan en el agua o en los lechos de barro sin pelear, excepto los machos en la época de celo, por mucho que tengan espacio de sobra en el río o laguna. Pero al salir del agua a pastar no se soportan y son bastante agresivos, entre sí y con otros animales (incluídos los humanos).
    La comida es la comida.
    Saludos.

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    1. Hola Jesús

      Seguramente a nosotros los humanos nos resulta chocante porque nos gusta comer juntos, es más muchas veces la comida en grupo es casi una excusa para charlar y pasar un buen rato. En fin, hasta el comportamiento entorno al acto aparentemente sencillo de ingerir la comida puede variar enormemente de unas especies a otras.

      Un saludo

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  2. Bueno, es una manera de vida social que, seguramente, les ha proporcionado un éxito evolutivo con el que llegar hasta el día de hoy. Cuando aparezcan los enemigos, sabrán cambiar esos hábitos agresivos y alternarlos con los sociales de alerta a la comunidad.

    De todos modos, cuando íbamos a ligar en cuadrilla, tan amigos, al encontrar a la hembra conveniente, todo después, era una muestra hostil en la comunidad de amigos…cosas del hambre, jaja…

    Muy interesante Pedro.

    Saludos.

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    1. Hola Javier

      Esa comparación tan graciosa está muy bien, je, je a las ratas de hielo les pasa algo parecido con otro tipo de "hambre". Así se entiende mejor lo que les pasa a estos roedores.

      Un saludo

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