Los osos panda, Ailuropoda melanoleuca (David, 1896) sobreviven en las regiones montañosas del centro de China alimentandose de bambú, pero no lo digieren por sí mismos. Necesitan para ello la ayuda de algunos microbios de su flora intestinal y apenas comen otra cosa que esta planta, aunque ocasionalmente ingieren pequeños animales o algún fruto silvestre.
Ayer un equipo de científicos chinos liderados por Fuwen Wei, publicó en los PNAS un interesante artículo.
Estos osos tan escogedores a la hora de comer, cuando viven en estado silvestre meten en su estómago cada jornada la nada despreciable cantidad de 12 kg de bambú.
Las diferentes especies de bambú contienen gran cantidad de nutrientes, pero la mayoría de sus calorías están contenidas en las fibras de celulosa y hemicelulosa que son muy difíciles de digerir. De hecho, la mayor parte de esta fibra acaba expulsada en las heces.
Las diferentes especies de bambú contienen gran cantidad de nutrientes, pero la mayoría de sus calorías están contenidas en las fibras de celulosa y hemicelulosa que son muy difíciles de digerir. De hecho, la mayor parte de esta fibra acaba expulsada en las heces.
Estos bonitos animales al ser úrsidos pertenecen al orden de los carnívoros y su organismo no elabora las enzimas necesarias para digerir la celulosa, tampoco poseen una flora intestinal como la que tienen los grandes hervíboros. En el 2008 un estudio de los microbiota de diferentes úrsidos determinó que la de los panda se parecía a la de los osos negros, los osos polares y otros osos carnívoros.
Flora que favorece la digestión
El grupo de biólogos de Fuwen Wei, del Instituto de Zoología de
Equipo de Wei descubrió que las muestras contenían genes previamente desconocidos pertenecientes a bacterias del género Clostridium, y parecidos a genes conocidos de enzimas descomponedoras de celulosa.
Estas enzimas bacterianas ayudan a los osos panda a obtener energía adicional de la pequeña cantidad de bambú que son capaces de procesar. Esta simbiosis forma parte de varias adaptaciones evolutivas como las poderosas mandíbulas, los fuertes dientes y los pseudopulgares con los que agarran y manipulan los tallos del bambú para comérselos. Por tanto, a pesar de todas estas adaptaciones evolutivas parece que la clave de su éxito está en su glotonería, porque gracias al gran número de kilos de bambú que ingiere este oso consigue hacer energéticamente rentable su poco variada dieta.
Referencias :
Evidence of cellulose metabolism by the giant panda gut microbiome
Microbes help giant pandas overcome meat-eating heritage
No digo nada pero, doce kg de bambú y todos los días del año, tiene que ser bastante monótono como alimento básico.
ResponderEliminarEs sorprendente que en un animal de origen carnívoro, ya no es que se conforme con ser vegetariano, que implicaría variedad vegetal, sino que además, sólo dependa por especialización de una especie vegetal. Vamos, como para comer acelgas todos los días del año.
Sorprendente Pedro.
Saludos.
Hola Javier
ResponderEliminarSi que parece increible y más siendo un oso. La naturaleza siempre nos sorprende con estos records tan llamativos.
Un saludo y gracias por el comentario
Bueno, todos los úrsidos son omnívoros, no estrictamente carnívoros. Pero lo que me parece más sorprendente de una dieta tan monótona es que no tengan deficiencias alimenticias. Todo un logro fisiológico.
ResponderEliminarTambién he leído que las bacterias de los excrementos de los pandas podrían utilizarse para producir biocombustibles a partir de restos vegetales de una manera más eficaz.
Muy interesante; aunque era de esperar, nunca me había parado a pensar en la adaptación fisiológica necesaria.
ResponderEliminarHola Jesús
ResponderEliminarEs curioso y llamativo lo que comentas de que con una dieta tan monótona no tengan deficiencias, aunque por lo visto en los parques zoológicos en los que cuidan por su conservación, la dieta es bastante más variada que en las montañas chinas. Posiblemente al sacarlos de su entorno natural sea necesario variar artificialmente su dieta por algún motivo.
Un saludo
Hola
Ciertamente, era de esperar que su flora intestinal tuviese algún tipo de organismo simbiótico que permitiese aprovechar, aunque sea tan poco, la fibra vegetal. Sin embargo, hasta ahora no se había profundizado tanto en el tema.
Un saludo y gracias por el comentario
Lo de los 12 Kg diarios de únicamente bambú es como para sospechar de que la glotonería del panda sea un mecanismo adaptativo, lo cual me lleva a otra cuestión: ¿Come tanto bambú porque tarda mucho en sentir saciada su hambre o porque se siente inevitablemente atraído por su sabor? Tal vez ambas cosas. De cualquier modo los gustos o el hambre del panda estarán muy ligados a los mircroorganismos que porta...
ResponderEliminarTotal, que una provechosa lectura esta entrada.
Saludos, Pedro.
Hola Fco.Javier
ResponderEliminarEfectivamente, sin la glotonería estos osos no se podrían mantener tan hermosos. El sabor del bambú les tiene que encantar para pasar tantas horas del día comiendo.
Un saludo y gracias por el comentario
Me recuerda al dramón de los koalas, comer, y comer hojas de eucalipto. Leí en un viejo Ciencia e Investigación que rescaté de un contenedor de papel sobre la compleja flora bacteriana de este marsupial para poder aprovechar ese recurso, que para mí, como mucho, comerme un caramelo de eucalipto.
ResponderEliminarHola Juan José
ResponderEliminarLos koalas también tienen una dieta bastante monótona, es cierto. Sólo comen eucalipto y tampoco se aburren. A mi me resulta chocante, pero seguramente a los veganos no les resulten tan extrañas estas dietas (salvando ciertas diferencias, claro).
Un saludo y gracias por el comentario