Dándole vueltas al tema de los ciborgs, vamos a revisar algunos de los muchos interrogantes que se abren. Uno es el que se plantea en la encuesta mensual del blog sobre si deben tener un tratamiento legal especial las personas que incorporan en su organismo implantes biónicos, esto es, las personas ciborgs. Todo apunta a que en un futuro no muy lejano tendrá que hacerse algo al respecto, aunque de momento sólo se trata de casos aislados y anecdóticos.
Desde siempre las personas que han perdido miembros o han padecido ciertas enfermedades que afectan a la percepción sensorial o a la movilidad han recibido un trato especial y se las ha considerado impedidas. Sin embargo, hoy en día hay algunos casos que ya no tienen porqué considerarse así, los avances médicos y/o tecnológicos con las prótesis han permitido que ciertos artistas o algunos deportistas paralímpicos destaquen más de lo que les correspondiese si fuesen personas comunes sin ninguna limitación, pero hay que aclarar que la inmensa mayoría no deben considerarse ciborgs.
Otro interrogante que surge entorno a esta revolución es si por este camino nos dirigiremos a un mundo matrix en el que sea más cómodo que las personas se conecten a máquinas que les proporcionen todo lo que necesiten… incluso un mundo virtual en el que interactuar, al estilo de los videojuegos de rol multijugador masivos en línea, esto es los “Massively Multiplayer online role-playing games” o MMORPG, por sus siglas en inglés, que ahora están tan de moda.
Otro aspecto interesante es el de la interfaz con la máquina, por ejemplo paseando por la calle a veces nos cruzamos con personas que aparentemente hablan solas, aunque realmente sólo están charlando por su teléfono, otro ejemplo similar es el de las gafas que usamos para mejorar nuestra defectuosa capacidad visual, pero estas cosas no nos hace ciborgs, aunque podamos parecerlo desde un punto de vista estético.
Digamos que el ciborg es aquella persona o animal que incorpora un órgano o miembro mecánico que se integra plenamente en el organismo, interactuando con su sistema nervioso, vamos que el sistema nervioso se tiene que comunicar con el órgano artificial de modo que el ciborg tiene que percibir su entorno gracias a la actividad del órgano artificial o si es un miembro tiene que dirigirlo como si formase parte de su cuerpo.
A veces observamos que el implante no sólo iguala sino que mejora en algún aspecto la funcionalidad del órgano al que suple, aunque eso no es suficiente para considerar a alguien un ciborg, por ejemplo, el caso del velocista sudafricano Óscar Pistorius que con sus prótesis de fibra de carbono no debe considerarse tal. Es cierto que la Federación Internacional de Atletismo le prohibió competir en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 con el resto de velocistas porque sabían que si hubiesen permitido este caso se hubiese sentado un precedente muy serio para un futuro muy próximo. El pertinente informe encargado por la Federación a Peter Bruggemann concluyó que las prótesis de Pistorius le permiten correr a la misma velocidad, pero realizando un 25% menos de esfuerzo. Sin embargo, no es un ciborg, Óscar no se comunica con sus prótesis. Ni les envía información ni éstas se la envían a el. Otro ejemplo de implante en el que evidentemente no estamos hablando de un ciborg es el de los marcapasos permanentes que suplen la función de los marcapasos naturales porque la persona no cambia la percepción normal de la realidad ni maneja conscientemente el órgano artificial. Sin embargo, Neil Harbisson si puede considerarse como un ciborg. El percibe los colores como sonidos, de ese modo compensa su monocromatismo. Lo mismo cabe decir del soldado británico Craig Lundberg que puede volver a ver parcialmente gracias a un aparato que envía impulsos a su lengua. Los problemas en el sistema visual de estas personas son parcialmente compensados con un aparato que envía señales a otro órgano. Otro ejemplo cada vez más frecuente es el de los implantes de manos biónicas.
Los últimos años del siglo pasado y los comienzos de este nos están llevando a un mundo nuevo, el proyecto ciborg del profesor Kevin Warwick y sus colaboradores es un paso importante en este sentido porque seguramente estamos ya en la antesala de un nuevo escalón en la revolución tecnológica en la que estamos inmersos y en la que millones de personas pasarán a ser ciborgs que no sólo superarán diversos problemas físicos, sino que muchos elegirán serlo para obtener los beneficios que este nuevo estatus proporcione. Lo que hace unas décadas sólo era ciencia ficción ya lo tenemos aquí.
¿Y qué podemos decir de los animales? El pionero en este campo fue W.R. Hess quien en los años 30 del siglo pasado implantó electrodos en cerebros de gato, posteriormente vinieron otros como nuestro paisano el eminente Dr. Rodríguez Delgado quien desarrolló su actividad investigadora principalmente en la Universidad de Yale. En los años 60 podía frenar la embestida de un toro con un mando a distancia. Sin embargo, en estos trabajos preliminares todavía no puede hablarse de ciborgs, como si lo son ya los ejemplos como el del vídeo con el mono ciborg que pudimos ver en una entrada previa.
Por último, dejo aquí un vídeo del grupo de pop electrónico Aviador Dro, la canción se titula "Yo, cyborg".
Un saludo
miércoles, 1 de diciembre de 2010
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