Las tortuguitas cuando son pequeñas son encantadoras. A los humanos nos atraen las crías de otras especies que generalmente nos resultan más atractivas que los adultos. Sin embargo, tendemos a olvidar que los animales crecen y al hacerlo requieren más espacio. Cuando vamos a la tienda de animales pensamos en lo bueno que será para los niños tener una mascota, pero los quelonios (el orden de las tortugas) tienen una larga vida proverbial, y cuando los niños dejan de ser niños ya no se acuerdan de la tortuga. Sin duda, este grupo de vertebrados es uno de los de mayor éxito evolutivo y seguramente cuando sobre la Tierra tan sólo queden restos arqueológicos de la humanidad habrá especies de tortugas que tras superar esta cruel época de extinción masiva continuarán tomando el sol a orilla de las charcas tal y como hacían sus predecesores mucho antes de que nuestra especie comenzase a complicarles la vida.
Parque de Salburua
El pasado fin de semana visitamos el parque de Salburua, situado en las afueras de la ciudad de Vitoria-Gasteiz, en compañía de unos buenos amigos. Disfrutamos de una agradable y soleada visita. Los ciervos exhibían sus impresionantes cuernas mientras comían entre las espadañas, los jilgueros juveniles picoteaban entre los cardos, los carricerines comunes se dejaban ver revoloteando entre los tallos de los carrizos...
Este verano allí ha sido extremadamente seco lo que se nota en el bajo nivel de las aguas del humedal. Para compensar la sequía, cerca del elegante y polivalente centro de interpretación “Ataria” (visita recomendada, por cierto) hay unas balsas en las que el nivel de las aguas se mantiene artificialmente alto permitiendo a algunos animales terminar lo poco que queda de verano disfrutando de abundante líquido elemento. Por allí nadan, se acicalan y caminan fochas, pollas de aguas, ánades reales, etc., pero además de estas vistosas aves pueden verse anfibios y un hermoso ejemplar de galápago de Florida, Trachemys scripta.
Efecto llamada
Posteriormente, después de revisar publicaciones de diferentes estudios sobre las poblaciones de galápagos en este humedal encontré que se está realizando un trabajo muy serio desde hace años.
Se consideran autóctonas el galápago europeo y el leproso, mientras que el resto se consideran exóticas por proceder mayoritariamente de la suelta incontrolada en la Naturaleza por parte de personas que no son conscientes de los problemas que pueden causar. En relación con esto, algunos estudios comentan una conducta muy humana que consiste en soltar galápagos domésticos en aquellos lugares en los que se observan otros galápagos. Le llaman erróneamente efecto dominó cuando en realidad parece más bien un efecto llamada porque soltar un ejemplar exótico no es la causa directa de la suelta de otro, sino que la observación de galápagos tomando el sol o nadando nos hace pensar que es un buen sitio para “liberar” una mascota incómoda, sino es que la gente comenta entre sí que es un buen sitio para soltarlos. Cuando el animal se convierte en un “problema” en el hogar y se procede a su “liberación” en principio no parece grave, pero a la larga si lo es porque se ha observado que las especies exóticas entran en competencia con las autóctonas. Los humanos tendemos a imitar conductas altruistas y podemos considerar una buena acción imitar la conducta de algún conocido que ya se ha deshecho de su tortuga, en este caso lo mejor sería aplicarnos el refrán “hay amores que matan”. Resulta que al animal le hacemos un flaco favor porque hay personal autorizado que periódicamente realiza campañas en las que se extraen estos ejemplares exóticos de los humedales y se envían a centros de recuperación de fauna. El efecto llamada se repite sistemáticamente entorno a las ciudades y se parece bastante a lo observado en Atocha, donde en un pequeño estanque situado en el interior de la estación de ferrocarril hay decenas de galápagos abandonados de diferentes géneros: Trachemys, Pseudemys y Graptemys. En este caso, los ejemplares no afectan al medio ambiente, pero en la estación tampoco se cuidan, por lo que muchos ejemplares en este ambiente superpoblado presentan enfermedades como consecuencia de infecciones fúngicas y avitaminosis. Está claro por tanto que el efecto llamada tiene otra peligrosa consecuencia porque al liberar muchos ejemplares en un mismo sitio, las altas densidades poblacionales facilitan la reproducción y la naturalización. Lo paradójico de todo esto es que posiblemente el desencadenante de estas sueltas masivas, posiblemente haya sido un galápago autóctono que involuntariamente se ha dejado ver por alguien que quería deshacerse de su mascota.
Prohibición y concienciación
En España actualmente está prohibido liberarlas en el medio natural, además de transportar, traficar y comerciar con ellas. Los actuales propietarios de ejemplares de animales de compañía exóticos pueden mantenerlas sin saltarse la legalidad previa comunicación y, en su caso, identificación y declaración responsable ante la autoridad competente de las comunidades autónomas.
La concienciación en este tema es clave para no tener este tipo de mascotas en casa o para no abandonarlas en ningún caso. No obstante el galápago de Florida, Trachemys scripta se ha naturalizado y desde hace dos décadas forma parte de nuestra fauna junto al leproso, Mauremys leprosa y el europeo, Emys orbicularis. Salvo que se proceda a restaurar el ecosistema original como se ha hecho en el parque de Salburua desde mediados de los años 90, no se va a lograr evitar la presencia de especies exóticas. En ese parque la población de galápago leproso es mayor que la del de Florida, por lo que el esfuerzo en controlar la población exótica está siendo exitosa, pero los parques son como gotas de agua en un mar de ecosistemas degradados en los que las especies exóticas son como el síntoma de una enfermedad más profunda que afecta a ese hábitat.
Iniciativas altruistas
La mayoría de estas tortugas proceden de granjas norteamericanas y asiáticas, por ejemplo, en 1997 importamos casi 900.000 ejemplares. Otro dato paradójico es que las poblaciones norteamericanas no están amenazadas, pero resulta que en Colombia las dos subespecies locales de Trachemys scripta se consideran “casi amenazadas”.
En cualquier caso, aunque las mayores concentraciones de galápagos de Florida en la península ibérica se dan en el entorno urbano ya hay muchas poblaciones silvestres.
Me consta que hay iniciativas privadas que buscan dar hogar a estos pobres animales abandonados, por ejemplo recuerdo un reportaje televisivo de una familia que acogía en el jardín de su casa a unas cuantas tortugas que le iban trayendo de diferentes lugares. Entiendo que esto si es verdadero altruismo, de este modo se evita dañar a las tortugas que no tienen la culpa de que se trafique con ellas y también se evita que se perjudique a los galápagos autóctonos.
De todos modos sólo es cuestión de tiempo que nos acostumbremos a su presencia. Una vez que la especie se naturaliza y se integra en unos ecosistemas locales bastante degradados por nuestras actividades (zonas urbanas y periféricas) que suelen ser auténticos vertederos pasa a formar parte de nuestro medio ambiente y desde ahí pasa a otros lugares, entonces los esfuerzos dedicados a eliminarlos suelen ser en vano como ha pasado con la rata gris desde que llegó a Europa en el s.XVIII procedente de Asia. Actualmente nos conformamos con controlar sus poblaciones.
Un saludo
Referencias:
- Memorias de trabajo de los estudios con galápagos en Salburua
- Nuevos datos sobre la presencia de Trachemys scriptaen aguas salobres del río Gaià (Tarragona)
jueves, 20 de septiembre de 2012
Efecto llamada para “liberar” galápagos exóticos
Etiquetas:
Ecología,
medio ambiente,
Parques y museos,
Zoología
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En el zoó de Santillana del Mar los recogen y allí dejé los que tenían mis niñas hace años.
ResponderEliminarSaludos.
Hola
EliminarEl parque zoológico de Santillana siempre ha tenido un comportamiento ejemplar. La solución que nos comentas es la ideal para estos casos ya que en un sitio así los animales van a estar bien cuidados y no van a causar ningún problema medioambiental.
Un saludo
El otro día se me murió una. Estaba en estado de semilibertad, creo que bien ancha y a su antojo. Tenía tan sólo 22 años. No sé que le pudo ocurrir.
ResponderEliminarMi mujer también cayó en la gracia que provocan las pequeñas tortugas como juguetes animados para disfrute de los hijos. Yo me tuve que hacer cargo de ellas.
Está muy acertada tu reflexión sobre el tema y no cabe duda del problema tan grave que suponen las especies alóctonas.
Por otra parte, sin que nadie me malinterprete, entiendo que la vida es el valor exclusivo por excelencia de todos los seres vivos y, al que todas las especies autóctonas y alóctonas dedican más esfuerzo por salvaguardar. La lucha por la vida me fascina a pesar de que por culpa del hombre, más que de las vilipendiadas "invasoras", tengan éstas que hacer frente al doble de riesgos para sobrevivir en territorios ajenos.
Saludos.
Hola Javier
EliminarEl problema con las especies exóticas es bastante complejo, sin embargo, generalmente lo que se observa es que se asientan preferentemente en ecosistemas degradados, aunque hay excepciones, claro. Por lo que intentar eliminar una especie exótica sin recuperar el ecosistema afectado no sirve. Cuando se ha logrado esto se observa que vienen otras especies similares a ocupar su lugar, porque el desequilibrio persiste. Como comentas, al final los problemas solemos originarlos nosotros, así que resolverlos satisfactoriamente sin hacer "chapuzas" también es responsabilidad humana.
Un saludo
Ya he comentado en alguna ocasión que soy enemigo de las prohibiciones, pero visto el cariz que está tomando la introducción de anfibios y reptiles exóticos, sobre todo tortugas, quizás sería aconsejable no comercializar especies que puedan sobrevivir en nuestro clima, sino solo aquellas que con especiales necesidades de temperatura invernal.
ResponderEliminarY no es solo cuestión de competencia, sino de transmisión de enfermedades.
Hola Jesús
EliminarEl comercio de especies exóticas está generando problemas imprevistos en muchos lugares y el que comentas de la transmisión de enfermedades es bastante grave porque luego cuando aparece una epidemia todo el mundo se echa las manos a la cabeza.
Se está empezando a regular este tráfico, en algunos países son más cuidadosos y en otros el tema es bastante lamentable. De todos modos al final, es la gente del lugar la que determina la situación.
Un saludo
Lo que urge es prohibir la comercialización de CUALQUIER ESPECIE VIVA. Con qué derecho prohibimos a una especie de vivir en su hábitat.
ResponderEliminarAhí hay muchos perros en las calles y en las perreras esperando un hogar o esperando la muerte, y nosotros criando razas finas como verdaderos Adolfs Hitler. Por lo demás, los únicos animales que pueden convivir con los seres humanos son las arañas patonas (pholcidae, opiliones) y esas llegan solas.
Yo tengo una tortuga Trachemys; la rescaté porque la tenían abandonada y ya está enorme. Estoy abierto a liberarla cuando encuentre un excelente lugar; si alguien sabe de algún programa especial donde no las maten, me avisan. De todos modos estoy dispuesto a quedármela toda la vida de ser necesario.
Hola Juan Carlos
EliminarEn el primer comentario indican que en el parque Zoológico de Santillana del Mar (Cantabria) se hacen cargo de ellas y están bien cuidadas. Se que hay más sitios, pero no conozco ninguno más. De paso puedes aprovechar para visitar el parque que participa en un montón de programas de conservación de especies en peligro de extinción.
Un saludo