En un elegante trabajo de biología evolutiva se ha estudiado porqué en el manzano silvestre las hojas enrojecen en otoño. Esto no es nada habitual en las variedades domésticas que realmente desde hace mucho tiempo ya no están bajo selección natural en la resistencia ante insectos. El valor adaptativo de los colores otoñales es una señal de aviso para insectos que tienen el manzano como huésped. El investigador Marco Archetti de la Universidad de Harvard ha mostrado que los áfidos que colonizan los manzanos, los evitan en otoño si muestran hojas rojas. El estado físico de estos ejemplares también es peor en primavera. Esto indica que las hojas rojas son una señal de la calidad del árbol como huésped. Este científico también ha demostrado que los colores otoñales permanecen únicamente en las variedades más susceptibles a padecer los efectos del tizón de fuego, una enfermedad bacateriana causada por Erwinia amylovora que penetra en la planta por las heridas causadas en los brotes por varios insectos, entre ellos los áfidos estudiados.
Estas variedades dan frutos de menor tamaño indicándonos que la selección artificial ha sido efectivamente menor.
Marco Archetti ha querido conocer el valor adaptativo de que los manzanos produzcan un pigmento rojo para colorear unas hojas que van a caer enseguida. Los áfidos estudiados Dysaphis plantaginea (Passerini, 1860) prefieren hacer su puesta otoñal en los manzanos de hoja verde en otoño, pero algunos ponen en los de hoja roja. Al llegar la primavera el porcentaje de supervivencia es mayor en los que han puesto en los de hoja verde.
Así, se concluye, que en el marco de la coevolución entre áfidos y manzanos las hojas rojas se han convertido en una señal del árbol al insecto.
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