Hoy en día cualquier naturalista del mundo tiene la inevitable obligación de darle vueltas al tema de las conocidas como "especies invasoras", entrecomillo el término porque si todas estas especies están tan "movidas de sitio" es mérito humano. Hay un sector de la población en el que algunas de estas especies despiertan auténtico odio, siendo una de las que más atraen este sentimieno a lo largo y ancho de las costas de todo el mundo, el cangrejo común que recibe otros nombres comunes como cámbaro o cangrejo verde europeo, Carcinus maenas. Cuando estos cangrejos han llegado donde no debían han generado o agudizado enormes desequilibrios ecológicos, hasta que llegaron al cabo Cod en Massachusetts (Nueva Inglaterra, USA) porque en ese lugar, en contra de lo habitual, estos braquiuros están inviertiendo la lamentable tendencia que durante décadas ha castigado las marismas locales.
La sobrepesca acaba disparando la erosión de las marismas
A estos cangrejos hay que tratarlos con cierta precaución sino queremos saber lo que son capaces de apretar sus pinzas, por supuesto las especies animales y vegetales de menor tamaño lo tienen peor ya que no se pueden defender como nosotros, así que habitualmente son devorados por esta moderna plaga bíblica. Esto no quiere decir que no tengan depredadores porque muchas aves pescadoras como las garzas reales, las garcetas comunes y otras disfrutan comiéndolos si consiguen pescarlos, claro. Sin embargo, como bien sabemos por experiencia las que liamos los humanos son más desastrosas.
En este famoso cabo norteamericano los aficionados a la pesca deportiva no han sabido regular sus capturas y han pescado excesivamente los depredadores naturales del cangrejo púrpura de marisma, Sesarma reticulatum como el cangrejo azul, la lubina rayada, la musola pintada, el bacalao, etc. Debido a la sobrepesca comentada su población se ha cuadruplicado y resulta que practican el curioso comportamiento de perforar el blando suelo de la marisma haciéndolo más erosionable de lo que ya es. Además, uno de sus alimentos favoritos son los brotes de espartina, Spartina alterniflora, planta que cuando la dejan crecer retiene gran cantidad de sedimentos frenando la erosión, por tanto el cangrejo púrpura al comer un excesiva cantidad de espartina que comen incluso desde el interior de sus galerías, fomenta que la erosión sea aún mayor dejando al descubierto cada vez más superficie de marisma, lo que se traduce en una disminución del tamaño de la marisma y por tanto de la biodiversidad. La única especie que se ha benficiado de esta situación es una especie bien conocida por estos lares, el martinete común que encuentra muy apetitosos estos cangrejos.
Brutal competencia interespecífica
Sin embargo, desde hace tres años esta lamentable tendencia empezó a revertir. Primero se observó que la espartina volvía a crecer y en paralelo se observó que donde volvía a crecer la espartina había más cangrejos verdes. Otro dato curioso de todo esto es que los cangrejos verdes llegaron a Nueva Inglaterra hace ya un siglo, por algún motivo ahora era el momento adecuado
para asaltar estas marismas. Los investigadores que han estudiado el fenómeno han comprobado que en cautividad los cangrejos verdes atacan y expulsan de sus madrigueras a los púrpuras que mueren en el 85% de los enfrentamientos, además los púrpuras les tienen auténtico pánico a los verdes, y la presencia de uno sólo de ellos en una jaula aislada, pero dentro del recinto es suficiente para que ninguno de los colorados salga de su guarida.
En este caso no hay que eliminar la especie invasora
En este atípico ejemplo resulta que lo correcto no es eliminar la especie invasora porque si se hace la marisma se degrada más, lo ideal sería que los depredadores naturales del cangrejo púrpura no fuesen capturados por los pescadores ya que de ese modo la marisma no se vería tan erosionada, pero mientras tanto la solución intermedia que aporta la voracidad de los cangrejos verdes es mejor que dejar langidecer la marisma. Seguro que los martinetes no están de acuerdo, pero bueno estas estoicas aves se adaptan muy bien a los cambios y seguro que superan esta repentina escasez de cangrejos púrpuras.
Un saludo
Nota:
Este post participa en el Carnaval de Biología edición especial micro-BioCarnaval, que hospeda @Raven_neo en su blog Micro Gaia
Referencias:
- Hated Invasive Species Helps Restore an Ecosystem
- Sesarma reticulatum
viernes, 5 de abril de 2013
Cangrejos verdes vs. púrpuras, los invasores ganan por KO
Etiquetas:
Biología,
biologia marina,
Ecología,
medio ambiente
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De momento parece una solución, pero la verdadera solución pasa por restablecer a las poblaciones autóctonas con sus proporciones naturales...no vaya a ser que la proliferación de los cangrejos verdes favorezca tanto la vegetación que ésta haga desaparecer la marisma.
ResponderEliminarSaludos, Pedro.
Hola Fco. Javier
EliminarDesde luego se trata de una solución temporal, vamos una "chapucilla" para salir del paso, cuando la población de cangrejo verde sea excesiva los gestores locales tendrán que tomar alguna medida para paliar ese nuevo problema. En España sabemos bien de la gravedad que los problemas de erosión excesiva amenazan a muchas marismas y al igual que en EE.UU. el causante final somos nosotros mismos, no los cangrejos. En cualquier caso el desarrollo natural de la marisma tiende a colmatarla, en realidad lo mas peligroso es la erosión excesiva, aunque seguramente para mantener una situación lo más equilibrada posible supongo que habría que prohibir cualquier actividad humana en un radio muy amplio entorno a la marisma, algo que actualmente es prácticamente imposible. En fin, habrá que seguir así, manteniendo el actual y delicado equilibrio entre conservación y "desarrollo".
Un saludo y gracias por el comentario