miércoles, 3 de abril de 2013

Otario style

Lobo marino  Todos hemos sentido alguna vez las ganas de seguir el ritmo de una canción, golpeando con las manos alguna parte de nuestro cuerpo, tarareándola o realizando movimientos repetitivos con la cabeza, las manos o los pies. Desde hace algún tiempo seguramente bajo la influencia del inevitable pensamiento antropocéntrico, que de un modo u otro nos domina, se ha pensado que seguir el ritmo era un comportamiento aprendido asociado a nuestra capacidad de hablar, y aunque propiamente humano se podía enseñar también a algunas especies animales como cacatúas, periquitos, etc. capaces de vocalizar palabras. Sin embargo, algunos trabajos en psicología experimental, disciplina estrechamente relacionada con la etología, en los que se está avanzando últimamente, parecen desmentir estos planteamientos preconcebidos.

Un otario "bailando"

  Un equipo de psicólogos norteamericanos de la Universidad de California - Santa Cruz, han publicado un estudio en "Journal of Comparative Psychology" en el que han enseñando a seguir el ritmo a "Ronan" un león marino californiano, Zalophus californianus. En el video vemos al protagonista de esta historia demostrando que puede aprender a sacudir su cabeza balanceándose al ritmo de la música.

  Para considerar válido el comportamiento buscado los científicos verifican el cumplimiento de tres criterios:


  1. El comportamiento debe ser una respuesta que no reproduzca el estímulo.
  2. La transferencia del rendimiento debe abarcar una amplia gama de "tempos". 
  3. El ritmo debe seguirse ante estímulos musicales complejos.

Los otáridos siguen el ritmo

  Si pensamos en el jaleo y la música que ponen en los espectáculos acuáticos de algunos zoos con otarios o delfines parecería que después de todo no es un comportamiento tan extraño, pero recordando la tranquilidad con la que hace unos años observé otros otáridos, los lobos marinos, Otaria flavescens, nadando silenciosamente en el puerto chileno de Antofagasta lo de seguir el ritmo ya no es tan obvio. En definitiva, parece que la capacidad de seguir la música con movimiento sonidos rítmicos no depende de la capacidad de imitación vocal y puede ser una capacidad más extendida en el reino animal de lo que se pensaba.

  Un saludo

  Nota:

  Este post participa en el Carnaval de Biología edición especial micro-BioCarnaval, que hospeda @Raven_neo en su blog Micro Gaia
 
  Referencias:

  - Sea Lion Bops to the Beat, Challenging Popular Rhythm Theory
 
  - A California Sea Lion (Zalophus californianus) Can Keep the Beat: Motor Entrainment to Rhythmic Auditory Stimuli in a Non Vocal Mimic

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