miércoles, 10 de mayo de 2023

El error de atribuir parasitismo sexual al rape linterna negro

 


  En esta entrada del blog vamos a tratar de una de las especies mejor adaptadas a la vida en las profundidades oceánicas ya que se encuentra entre 100 y 1500 metros de profundidad. Además muchas de sus adaptaciones nos resultan enormemente chocantes a nosotros que vivimos en ambientes con unas condiciones de vida menos extremas. Bien, se trata del diablo negro o pez linterna negro, Melanocetus johnsonii de la familia Melanocetidae que en razón de su éxito se encuentra en todos los mares y océanos del mundo a profundidades a las que nunca llega la luz solar. De hecho, se ha encontrado incluso en el mar de Ross. El cuerpo es negro para volverse invisible, y globoso con una gran cabeza, que alberga una barbilla larga y fina en cuya punta se produce luz por bioluminiscencia. Esta luz es generada por bacterias de la especie Enterovibrio escacola, un simbionte facultativo, y es aprovechada por el pez para atraer a sus presas ya que estamos ante un interesante carnívoro con una boca desproporcionadamente grande con la que engulle en segundos a presas incautas. La boca tiene un posicionamiento casi vertical con afilados dientes. Al vivir alejados de la luz las hembras tienen ojos pequeños y subcutáneos lo que indica que apenas los necesitan. Otra curiosidad es que carecen de aletas pélvicas. La especie fue descubierta inicialmente cerca de Madeira por el naturalista inglés James Yates Johnson en 1863, de ahí el nombre científico.

Dimorfismo sexual y bajo metabolismo

  Hasta bien entrado el siglo XX los machos, que carecen del aparato bioluminiscente se clasificaban como especies diferentes hasta que en 1924 el ictiólogo británico Charle Tate Reagan descubrió que unos pequeños peces estaban unidos para la reproducción a las hembras, mucho mayores. Este impresionante dimorfismo sexual  que provocaba que se clasificasen en otra categoría taxonómica es una de las adaptaciones más chocantes de todas. Las hembras llegan a medir 150 mm y los machos unos 25 mm, los machos si tienen grandes ojos y fosas nasales que necesitan para localizar a sus parejas en esos entornos tan oscuros. Las hembras tienen estómagos tan extensibles que les permiten digerir presas mayores que ellas mismas. Esto tiene que ver con que a las zonas profundas del océano sólo llega el 5% de los nutrientes producidos en la zona fótica. Hoy en día sabemos que su tasa metabólica es baja y que pueden ajustar su consumo de oxígeno hasta el extremo de poder vivir largas temporadas en condiciones hipóxicas o incluso anaeróbicas.

Sexualidad y error sobre el parasitismo sexual

  Debido a su estrategia de pesca que es esperar y atraer presas, estos animales son muy solitarios de tal modo que los machos tienen órganos sensoriales altamente desarrollados para rastrear los olores de las hembras a esas profundidades. Cuando la localizan, la muerden quedándose enganchados y en el momento de la reproducción liberan su esperma para completar la fecundación externa, después se sueltan y van a buscar otra hembra. Esto que comento aquí tiene su importancia porque resulta que por algún motivo se atribuye el comportamiento del parasitismo sexual a todas las especies de ceratioides y precisamente en esta especie no ocurre eso. Para entendernos, en dicho comportamiento lo que sucede es que el macho después de morder a la hembra para sujetarse a ella y poder completar la reproducción ya no se vuelve a soltar nunca y se fusiona con ella de tal modo que se le atrofian los órganos, excepto los sexuales y pasa a convertirse en un mero apéndice de la hembra. Resulta que si buscamos esto en todo el suborden sólo ocurre en 5 familias de las 11 existentes, en 10 géneros de los 35 y en 23 especies de las 160 conocidas. Resumiendo, entre los ceratioides hay tres comportamientos sexuales: parasitismo obligatorio, parasitismo facultativo y apego temporal no parasitario. Este último es el que corresponde a nuestra especie de hoy, pero por un error generalizado de la divulgación científica se lee por muchos lugares que los machos son parásitos obligados lo cual en esta especie es complemente erróneo.

Un saludo

Ref.:

Pietsch, T.W. (2005). Dimorphism, parasitism, and sex revisited: modes of reproduction among deep-sea ceratioid anglerfishes (Teleostei: Lophiiformes). Ichthyological Research, 52(3), 207–236. doi:10.1007/s10228-005-0286-2

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