Cuando en enero de 2008 visitamos la “gruta da Lapinha” en el estado de Minas Gerais (Brasil) descubierta por el genial Peter Lund, y revoloteaban sobre nuestras cabezas los murciélagos de la caverna no podíamos imaginar que los consejos que nos daba la guía para interferir lo menos posible con los habitantes de cueva son vitales para garantizar la supervivencia de estos pequeños mamíferos. En otras cuevas se preocupan más de otros detalles, pero en esta le dan importancia a la protección de la fauna cavernícola. Dos años antes, durante el invierno 2006-2007, y en la otra punta del continente, concretamente en una cueva próxima a Albany, estado de Nueva York (EE.UU.) se detectaron los primeros casos de una epidemia que afecta a murciélagos hibernantes: el síndrome de la nariz blanca, “White nose syndrome” o WNS por sus siglas en inglés. Actualmente la epidemia afecta a 17 estados (U.S.A.) y a varias regiones de Canadá.
Hongo que mata especies concretas
Como puede verse en la fotografía de N. Heaslip, tomada en la cueva Hailes del Condado de Albany, NY la enfermedad se asocia con las manchas blanquecinas producidas por el crecimiento de hifas y conidios fúngicos en hocico, membranas alares y orejas de los murciélagos. El hongo Geomyces destructans (Gargas et al. 2009) es un ascomicete filamentoso de la familia Myxotrichaceae, psicofrílico, esto es, que habita es lugares frescos y húmedos como el interior de muchas cavernas, y queratinofílico, puede infiltrarse en los folículos pilosos y en las glándulas sebáceas, además de causar úlceras en la piel. Los murciélagos, al hibernar bajan la temperatura corporal hasta unos pocos grados por encima de la ambiental, lo que aprovecha el hongo para infectarlos. El hongo acaba con la integridad dérmica y altera las propiedades reguladoras del balance hídrico de la piel, también provoca que los ejemplares afectados pierdan sus reservas de grasa y acaben muriendo tras volar más de lo normal e interrumpir la hibernación en pleno invierno. No obstante, aún falta establecer los postulados de Koch para demostrar que G. destructans causa la muerte de los murciélagos. En Norteamérica ha sido detectado en 6 especies de murciélagos y en Europa (Francia, República Checa, Hungría, Alemania, Suiza y Eslovaquia) en 5. Al principio llamó poderosamente la atención que en el viejo continente no fallecían, y de hecho hay testimonios de hace más de veinte años de casos de crecimiento fúngico sin que hubiese epidemias, lo que contrastaba enormemente con la situación en el noreste de América donde han muerto cientos de miles de murciélagos, hay cuevas y minas en las que la mortalidad ha alcanzado del 81 al 97% de los individuos. El año pasado, se publicó que son especialmente susceptibles al WNS aquellas especies que pierden agua por evaporación durante la hibernación (Myotis lucifugus, Myotis septentrionalis y Perimyotis subflavus), la infeccción altera su comportamiento de tal modo que abandonan su hibernáculos durante el día para ir a beber o comer algo. Sin embargo, otras especies no se ven arrastradas a la muerte porque no abandonan la hibernación tempranamente a pesar de estar también infectadas.
Los mortíferos aerogeneradores y estudios migratorios
A este panorama desastroso se une la mortalidad causada por las aspas de los aerogeneradores que está diezmando numerosas poblaciones, en realidad no entendemos porqué motivo estos magníficos voladores no se estrellan prácticamente contra ninguna construcción humana, y sin embargo a primera vista, da la impresión que los molinillos los atraen hacia sí como si escuchasen cantos de sirena.
Las últimas observaciones relacionan esta mortalidad con las migraciones y los hábitos alimentarios, aunque aún no está claro si mueren más ejemplares de especies migradoras o no. Se sabe que los murciélagos son los mayores consumidores de insectos nocturnos, que son los que acarrean más gastos a la agricultura y silvicultura. Hay especies en las que un individuo en una noche es capaz de comer insectos en cantidad equivalente a su propio peso. Como para poderse alimentar tienen que seguirlos y las especies migradoras no entienden de fronteras humanas, resulta que deben aunarse esfuerzos y mejorarse las técnicas estudiando más y mejor los mal conocidos hábitos migratorios de los quirópteros.
Análisis de isótopos estables de hidrógeno para estudiar sus migraciones.
Actualmente se están implementando técnicas usadas previamente en ornitología para estudios migratorios como el análisis de las relaciones de isótopos estables de hidrógeno en el pelo, las cuales se correlacionan con la relación existente en las precipitaciones.
La relación entre el agua ligera, únicamente contiene hidrógeno-1 (átomo con un protón en su núcleo) y la pesada que contiene hidrógeno-2 o deuterio (átomo con un protón y un neutrón en su núcleo) varía con la latitud porque hay más precipitaciones cerca del ecuador y menos en los polos, esto es, en general la proporción de deuterio es mayor en el ecuador. Al llover, ese agua pasa a la vegetación y a la fauna local a través de la cadena alimentaria, y si esos organismos migran puede determinarse su procedencia. Gracias a estos trabajos se ha descubierto que realizan migraciones de hasta 2000 km.
Perspectivas de futuro
A pesar de lo que pudiera pensarse por su pequeño tamaño, los quirópteros exhiben una estrategia de supervivencia K caracterizada por bajas tasas de natalidad y altas expectativas de vida, por lo que la recuperación de las poblaciones arrasadas por este mal no va a ser precisamente rápida. Ningún norteamericano vivo verá recuperadas las poblaciones anteriores a esta epidemia. Esto, unido a la gran mortalidad asociada a los aerogeneradores da idea de que la agricultura norteamericana en 4 ó 5 años va a tener que gastar muchísimo más dinero en pesticidas para intentar controlar las plagas que van a afectar irremediablemente a sus plantaciones. Además no puede olvidarse la brutal persecución a la que se sometió a estos animales durante los dos primeros tercios del s.XX porque se pensaba erróneamente que eran los principales reservorios de la rabia. Este razonamiento equivocado llevó a la muerte a millones y millones de murciélagos que fueron perseguidos y aniquilados.
Como ahora la visión de nuestro entorno está cambiando rápidamente, diferentes agencias gubernamentales y estatales de los Estados Unidos reconocen la enorme gravedad del problema que se cierne sobre el futuro de su nación y empiezan a movilizarse para evitar que esta catástrofe medioambiental acabe afectando al sector primario de su economía, estableciendo los protocolos de descontaminación de la equipación de campo cuando se capturen murciélagos durante las campañas de muestreo (redes de captura, guantes, etc.), estableciendo diferentes áreas según la prevalencia de la epidemia, dispositivos de detección acústica, etc. De momento no hay tratamiento, únicamente se trata de medidas preventivas, de coordinación, educativas y divulgativas para evitar que el WNS se extienda más y seguir de cerca los fatídicos efectos que está causando.
Lo que si se puede frenar es la expansión de los campos eólicos, porque con cuantas toneladas más de pesticidas habrá que fumigar los campos que además de matar a los insectos contaminarán el agua, el aire y todas las cadenas tróficas. ¿ Esto cómo se contabiliza ? Un estudio publicado en Science el 1 de abril estima que los murciélagos le ahorran (sólo en pesticidas) a los agricultores norteamericanos entre 3.700 y 53.000 millones de dólares cada año.
Por último
El año pasado se observó la infección por primera vez en una especie del oeste, Myotis velifer que comparte colgaderos de murciélago con Tadarida brasiliensis, especie migratoria extendida por casi todo el nuevo continente. Nadie sabe qué potencial tiene esta especie a la hora de expandir la enfermedad hacia el sur, porque sobre el papel podría alcanzar la región andina, expuesta a fríos inviernos y causar en el cono sur de América un desastre similar al comentado más arriba.
Un saludo